miércoles, 10 de diciembre de 2008

Aroma española

Comentaba un ex-compañero que la cosa con la que menos se acostumbraba en España era la hora muy tardia de la cena. A las 21:00, a las 22:00 ... ¿qué hora es esta?

No he podido evitar responderle 'Vas a ver lo fácil que te resultará acomodarte con recibir un despedido improcedente.' He sido mala – lo reconozco – pero tenía circunstancias atenuantes: el mismo día me había tocado un despido improcedente. Sin pre-aviso, sin reproches, sin peleas, sobre todo ... sin explicaciones. Pero ... ¿no tengo ningún derecho? mascullé. No, aparte de recibir una compensación el pago de 45 días de trabajo para cada año trabajado en la compañía. Puedes hacer una queja en la Justicia pero la única cosa que vas a conseguir es que recibirás la misma compensación más tarde. Así que firma, por favor.

Desde lejos me parece la cosa más chocante con la que un extranjero se puede acostumbrar en este país. Parece que el despido improcedente es la cosa más normal del mundo que les puede pasar a los españoles. Como normal les parece un contrato temporal por 3 meses, 6 meses, un año. Tampoco la tasa de paro de 12.8% parece preocuparles demasiado. De hecho, los que ya trabajan desde algunos años en una compañía, llegan a ver el día del despido improcedente como el día en que les toca la lotería. Por más de 5 años trabajados en la misma compañía recibes los sueldos de un año entero todos de una vez como compensación. No es nada mal!

Peor es para los que intentan incorporarse ahora en el mercado laboral. Encontrarán contratos temporales y serán los más fáciles para despedir, porque tendrán una antigüedad mínima. Luego tendrán que esperar hasta 'atrapar' un contrato por un periodo indeterminado y contar los meses necesarios para aplicar para un crédito con una banca. O para tener un hijo.

Sí, el empleado es una hoja soplada por el viento. No tiene derechos y puede ser despedido a cualquier hora. Y, si mal no recuerdo, ser empleado era la opción en la que corrias menos riesgos.

El hecho de que puedes ser despedido tan facilmente instaura un clima de miedo en el trabajo. Si haces demasiado preguntas quizás seas incompetente, si tienes otra opinión quizás te gusten los escándalos. Si no tienes contacto alguno con tus jefes o tus compañeros y esperas pasivamente recibir trabajo, entonces eres perezoso. Si logras trabajar, pero no tienes una actitud suficientemente humilde hacia los empleadores y, por ejemplo tienes la impertinencia de pedir un aumento de sueldo a pesar de no morirte de hambre con el sueldo que recibes, otra vez estás despedido. Te pueden echar simplemente porque encuentran a otro más desesperado dispuesto a hacer tu trabajo por menos dinero.

Divertida es también la actitud de los jefes. Ellos se imaginarán que con pagarte un sueldo ya han hecho demasiado, si encima te dan alguna tarea entonces han hecho lo máximo posible. En cambio ahorrarán a la hora de comunicarse contigo o hacer reuniones. Acumularán 'pruebas' para poder echarte y te harán un juicio rápido y en tu ausencia – total, ¿qué argumentos puedes proporcionar? ¿Porqué darse la molestia de criticar los empleados en cuanto algo parece no funcionar, escuchar sus opiniones, someterse a la tortura de una conversación, cuando pueden evitar todo esto simplemente remplazando al empleado problema?

En el edificio de al lado los empleados (los más recientes, es decir más baratos) son despedidos uno cada semana. Al mismo tiempo, otras personas son contratadas. Intentalo otra vez! A lo mejor esta vez acertas el empleado perfecto. Es mucho más cómodo así – hasta divertido – emociones al menos una vez por semana, nuevas caras para refrescar la atmósfera. Una compañera de alguien ha recibido un despido improcedente el día siguiente después de anunciar que quiere una baja de maternidad. Un amigo de un amigo trabajaba desde hacia dos años en una compañía (haciendo su trabajo, o al menos así lo creía) hasta que un buen día descubrió que otra persona trabajaba a su ordenador. Sí, la ley te permite reclamar el despido ... pero es como si estuvieras culpable hasta la prueba contraria.

Sinceramente creo que esta actitud hacia los empleados – unas partes reemplazables – es especificamente española. No digo que las empresas deban dar trabajo por caridad y guardar un empleado a pesar de que no rinde – solo digo que para que un empleado sea eficiente necesita la colaboración de sus compañeros y sus jefes. Parece que la dicha colaboración no es fácil de conseguir, en un entorno donde cualquiera puede ser echado a la más minima señal de falta de subordinación o adecuación.

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