martes, 5 de agosto de 2008

Un salto de fé

Creer hace la diferencia y, aún así, pasa inadvertida. Si te quejas a alguien que no crees que un problema puede ser resuelto, a menudo te sugieran que deberías tener más fé en tí, en tu hermosura o inteligencia. Pero tener fé significa precisamente creer que las demás cosas, independientes de tí e incontrolables colaborarán contigo. ¿Cómo se puede construir esto? Sobre todo cuando tu suerte no ha sido muy generosa o quizás no has sabido aprovecharla y, por consecuencia, por un largo periodo de tiempo no has logrado conseguir lo que quieres.

Todos nos encontramos en la postura de Tomas el sin fé, que no cree hasta que no vee. Y en nuestro alrededor un montón de creyentes porque han visto, se indignará de la poca fé que tenemos. ¿Cómo no creer que vas a encontrar un nuevo trabajo? ¿Cómo no creer que encontrarás el amor de tu vida? ¿Cómo no creer que te puedes hacer amigos? ¿Cómo no creer que podrás recobrar la salud? La lista se puede completar con cualquier cosa que la gente puede desear.

Tener fé es difícil sobre todo cuando tus deseos aún no se cumplen. Y el destino puede ser muy ironico porque a veces estás muy cerca de ganar y de todas maneras pierdes.

The gods may throw a dice / Their minds as cold as ice dice una canción. Los Diosos han decidido al hazard tu felicidad. ¿Qué puedes hacer? Hasta la próxima (y espera que sea pronto) seguir comprando billetes.

Sé tolerante con tu suerte. Si estuvieras en su lugar, ¿no te enfadaría uno que siempre desconfia ra que puedes hacer tu trabajo? Ten fé que tu suerte hará su trabajo. Y obtendrás lo que quieres, en esta vida.

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